jueves, 5 de junio de 2014


Departamento: Sonsonate. Título de Ciudad: 7 de Febrero de 1862.
Topónimo: Significa "la ciudad de las casas de obsidianas" .
Ubicación: 13°44'42.75"N, 89°40'20.04"W. googlemapsGoogle maps.  googleearthGoogle Earth

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Orígenes y etimología
La poderosa tribu yaqui o pipil de los Izalcos ocupaba, en la época de la conquista y colonización hispánicas, el área costeña comprendida entre los ríos de Paz y Chiquíhuat y entre la Sierra de Apaneca y el Océano Pacífico. Refiere el cronista fray Juan de Torquemada que, a raíz del colapso del imperio tolteca del Anáhuac, el último soberano de Tula, Topilzín Acxitl Quetzalcóhuatl II, emigró a Centroamérica y que en estas latitudes fundó Escuintla, en Guatemala, y Tecpan-Izalco y Cuzcatlán (1054), en El Salvador; de tal suerte que la comunidad indígena de Izalco es de por lo menos de los albores de la segunda mitad del siglo XI de la Era Cristiana. ¿Qué significa el nombre de Izalco? Este toponímico proviene de las voces itz, obsidiana; cal (o al en forma incluida), casa, y co, desinencia de lugar, ciudad. De tal suerte, que en idioma náhuat significa "la ciudad de las casas de obsidianas" .
Época colonial
En 1550 Tecpan-Izalco tenía una población de unos 4,500 habitantes y era el núcleo indígena más densamente poblado del actual territorio salvadoreño. Era tal su importancia en los comedios de la segunda mitad del siglo XVI, a causa de la trata y contrata del cacao y del bálsamo, que en 1572 los monjes del convento de Santo Domingo de Sonsonate abandonaron esta villa y se trasladaron al pueblo indígena de Izalco. Particularmente célebre la provincia de los Izalcos por sus huertas y producción de cacao, exportaba por el puerto de Acajutla, en el lapso de 1571 a 1574, según el cosmografocronista don Juan López de Velasco, la "cantidad de trescientos mil ducados". El oidor don Diego García de Palacio, en carta de 8 de marzo de 1576, dice al Rey Felipe 11 lo siguiente respectó a la riqueza de los Izalcos en cuanto a producción de cacao se refiere: "En efecto, era (en los tiempos precolombinos) la cosa más preciada que acá había; ha crecido y multiplicádose tanto, después que están (estos pueblos) en Vuestra Real Corona, con la libertad que tienen de verlo y trataldo, que de esta provincia (de los Izalcos) principalmente y de su comarca se provee la Nueva España (México) , de que hay mucho comercio y contratación de una a otra parte. La calidad de esta fruta es casi fría, en tercero grado, úsase en las bebidas generalmente y gástase y cójese tanto, que parece que lo que sale a Nueva España y gastan en sus casas y labores. debe ser, en solos cuatro lugares de los Izalcos, más de 50 mil cargas, que, a un precio común, valen quinientos mil pesos de oro de minas. Yo les conté y repartí el tributo. Ocupan todos ellos con sus huertas dos leguas en cuadro,... Cuentan estos naturales el cacao por contles, xiquipiles y cargas: un contle es 400 almendras, un xiquipil 20 contles que son 8,000 almendras, y una carga 3 xiquipiles con 24,000 almendras. Por estos números cuentan todas las cosas, y es el mayor que entre ellos se halla". Es decir, que 50,000 cargas equivalían a 1,200 millones de almendras. El mismo oidor Palacio informa, en otra parte de su carta de relación, que 200 almendras de cacao "valen comunmente entre los indios un real", y el ya citado cosmografocronista don Juan López de Velasco informa que "no, consienten andar ganado dentro de esta provincia (de los Izalcos) en veinte leguas que tendrá de contorno, por los cacaguatales, y así se proveen de carne de fuera de la provincia". Ello de julio de 1586 llegó el padre comisario fray Alonso Ponce, de 11;1 Orden de San Francisco, a un pueblo de indios pipiles, del obispado de Guatemala y visita de clérigos "llamado Izalco, en el cual había una iglesia muy grande que tenía las paredes de tapias y la cubierta de paja, pero la portada y delantera era de cantería muy labrada, suntuosa y soberbia, más con la iglesia de paja no decía muy bien; de aquel pueblo y de los comarcanos se saca cada año gran suma de cargas de cacao, porque es tierra muy rica y fértil de aquella fruta y moneda". En 1770, año de la visita pastoral del arzobispo don Pedro Cortés y Larraz, Tecpan-Izalco estaba dividido en dos parroquias: la de Dolores Izalco y la de Asunción Izalco. "El pueblo de Izalco dice monseñor- está sitiado en el alto, y aunque hay muchas casas juntas, pero también hay muchísimas esparcidas y metidas entre los árboles y matorrales. Las Parroquias se dividen con una calle, que cruza por medio del pueblo, que es muy dilatado". La parroquia de Dolores, o barrio de arriba o de ladinos, estaba a cargo del presbítero don Marcos Espinosa y Alvarado, eclesiástico "muy anciano, sordo, demasiado rústico y nada a propósito", según etopeya del citado arzobispo, por lo que le destinó como coadjutor al presbítero Pablo Velarde. La parroquia de Asunción, o barrio de abajo o de los indios, no tenía cura párroco, estaba vacante, pero la servia interinamente el presbítero Antonio Fetriani. En la parroquia de Dolores había 933 familias con 3,455 personas y en el curato de Asunción 912 familias con 2,212 personas, que hacían un total de 1,843 familias con 5,667 almas. Esa población de los dos Izalcos estaba étnicamente repartidas así: 230 familias de ladinos con 790 personas y 1,613 familias indígenas con 4,877 individuos. El cura don Marcos Espinosa y Alvarado dijo a monseñor que en la parroquia de Dolores había "una escuela de niños, a la que concurren como cien (alumnos) y que se les enseña la doctrina, a leer y escribir" mientras el cura don Antonio Fetriani dijo al Ilmo. Prelado que en la parroquia de Asunción "un ladino tiene escuela de niños, pero que no enseña a los indios, ni éstos dan providencia para que sus hijos tengan escuela". Sobre la resistencia de los indios a aceptar el nuevo culto e ineficaz acción moralizadora de la Iglesia en las parroquias de Dolores y Asunción Izalco, el señor arzobispo Cortés y Larraz dice: "En estas parroquias y en casi todas, o en todas, se administra el bautismo sin ritualidades, sin las ceremonias de la Iglesia; no en los templos sino en los xacales (ranchos) de los indios, sin necesidad para ello, y después, a los cuatro o seis meses, se llevan al templo los niños ya bautizados para que se les suplan las ceremonias de la Iglesia; y habiendo querido reponer este abuso, responden los Curas: que no quieren los padres que se bauticen sus hijos de otro modo; y estiman esta causal por suficiente para una práctica tan injuriosa a las disposiciones de la Iglesia; y aun temo, o que se hace poco mérito de mis decretos, o que los juzgan como causa de que mueran algunas criaturas sin bautismo". "Lo mismo sucede en los matrimonios, pues sobre no cuidarse de las amonestaciones que prescribe la Iglesia, se casan cuando quieren en sus xacales y habiendo algunos casados se llevan en tropa a la Iglesia para que muchos reciban las bendiciones nupciales en una misa; y por más que se aleguen para esto costumbres, caprichos y tenacidades de los indios, y el no querer recibir el matrimonio de otro modo, no deja de influir en este desorden la codicia y descanso (haraganería) de los curas, para desocupar a muchos en una misa". "Es costumbre en estas como en otras parroquias, y en casi todas, casar a los niños de doce y catorce años, y entonces es la primera vez que confiesan y comulgan, si acaso lo hacen; a lo que se aumenta que los curas, al menos algunos, y entre ellos el de esta Parroquia, hacen que el que se dice fiscal salga por las calles a advertir a los indios, que los que tuviesen niños de catorce años y niñas de doce, dispongan que se casen, porque no han de ser frailes ni monjas; y aun se dice, que los precisan a ello con azotes y encarcelamientos, porque ya en esa edad viven amancebados". "Pasó a ser madrina de un confirmado -agrega monseñor una niña muy pequeña. Pregunté si estaba ya confirmada. Y como en tono de zumba respondió uno: no sólo está confirmada sino casada. Pareciéndome que no tendría la edad legítima, mandé que la detuvieran en la Sacristía, y luego averigüé que tenía doce años y había tres que era casada". "La gente de ambos sexos y de todas edades -dice en otra parte Su Señoría Ilustrísima-, anda en tan torpe desnudez, que no puede verse sin "horror ; esta desnudez junto a la embriaguez y ociosidad ha de tener abismado al pueblo con todo género de desórdenes y vicios, y esta es la fama común de Izalco". y volviendo al asunto de los matrimonios prematuros y efectuados sin acatamiento a los preceptos católicos, monseñor dice que esos casamientos "no se hacen por elección de los muchachos ni aun de sus padres, sino de los principales y calpules que mandan con despotismo" . En la parroquia de la Asunción existía y existe aún la hermosa campana que en 1533 regaló a esta parroquia el Emperador Carlos I de España y V de Alemania, la que fue consagrada solemnemente en 1580. También se admiran cerca de la actual iglesia las ruinas del primitivo templo de Asunción Izalco, destruido por el terremoto de Santa Marta en 1773. En 1810, según el presbítero Domingo Juarros, Izalco tenía una población de más de 6,000 habitantes. Durante toda la Colonia formó parte de la provincia de los Izalcos o alcaldía mayor de Sonsonate.
 
Época federal
Al emitirse la primera Constitución Política de El Salvador, el 12 de junio de 1824, los pueblos de Dolores y Asunción Izalco quedaron incluídos en el distrito y departamento de Sonsonate. Durante la administración del Vicejefe don Mariano Prado y por Decreto Legislativo de 6 de abril de 1827, se erigió en cabecera de distrito, con el título de villa, el antiguo pueblo de Izalco, en el departamento de Sonsonate. Formaron dicho distrito o partido, además de la villa de Izalco, los pueblos de Guaymoco (hoy Armenia) y Caluco, segregados como la cabecera del distrito de Sonsonate, y los de Cuisnahuat y San Julián Cacaluta, segregados del partido de Opico. A principios de septiembre de 1827 el general Manuel José Arce, Presidente de la República Federal de Centro América, fijó en esta población el cuartel general del ejército de la Federación que combatía contra las autoridades estatales de El Salvador; presididas, como queda indicado, por el Vicejefe don Mariano Prado. EllO de octubre del mismo año, el general Arce recibió en Izalco a los comisionados del gobierno salvadoreño, señores Timoteo Menéndez .y Francisco Gómez, quienes eran portadores de dilatorias proposiciones de paz. En noviembre de 1832 hubo un levantamiento de indígenas en Izalco. Lo provocó el presbítero Pablo Sagastume, del partido conservador o cachureco, y lo acaudillaron los aborígenes Felipe Vega y Manuel Amaya. Los revoltosos atacaron, asaltaron y saquearon la ciudad de Sonsonate El partido de Izalco perdió los municipios de Cuisnahuat y San Julián Cacaluta a favor del partido de Opico, por Ley de 22 de mayo de 1835. Sin embargo, por otra de 30 de septiembre de 1836 se le reincorporaron esos mismos municipios, más el de Zapotán (hoy Santa Isabel Ixhuatán). Durante la administración del patricio don Timoteo Menéndez, Vicejefe del Estado de El Salvador, y por Decreto Legislativo de 24 de febrero de 1838, se fusionaron en una sola y con el título de villa las municipalidades de Dolores y Asunción Izalco. Esta disposición la tomó el Poder Legislativo compenetrado "de las justas razones que ha manifestado el Gobierno sobre la conveniencia de que la población de Izalco tenga una sola municipalidad, siendo la principal (la) de que habiendo dos como está en el día es menos capaz de sostener aquellos establecimientos que aseguran los progresos de sus habitantes y su mejor régimen".
Sucesos posteriores
El 11 de marzo de 1842 el general Francisco Malespín ocupó la villa de Izalco y fusiló en la plaza pública al diputado señor Francisco Zaldaña y al señor Pioquinto Hernández, cabecillas del pronunciamiento de los izalqueños en favor de la gran causa sostenida por el general Francisco Morazán. A pesar de estar reunidos bajo una sola autoridad municipal los antiguos pueblos de Dolores y Asunción Izalco, las rivalidades entre uno y otro, o si se quiere mejor entre ladinos e indios, se fue acentuando al correr de los años. En 1853 los vecinos de Asunción Izalco, barrio de abajo o de los indios, solicitaron a las Cámaras Legislativas la creación de un gobierno municipal propio, "en razón de serles muy perjudicial" la unión con el pueblo de Dolores Izalco. Como tales vecinos no aportaron ninguna prueba en favor de su petición la Cámara de Diputados, en sesión de 2 de abril de 1853, acordó facultar al Ejecutivo Nacional, que presidía el licenciado don Francisco Dueñas, para que con los informes convenientes resolviera lo que creyese más acertado y diera cuenta de lo actuado a la legislatura del siguiente año. El 4 de mayo de 1853 el Ejecutivo acordó que quedaran separados los pueblos de Dolores y Asunción Izalco, como lo estaban antes del 30 de septiembre de 1836, debiendo el primero nombrar dos alcaldes, cinco regidores y un síndico, y el segundo un alcalde, cuatro regidores y un síndico. Se acordó, además, que la jurisdicción de los dos pueblos sería la que desde tiempos inmemoriales hubiesen reconocido, pero que para perseguir y aprehender a los que delinquieran no se reconocerían fronteras entre uno y otro. Esta resolución la tomó el gobierno dueñista "atendiendo a que en la vida de los hombres influyen mucho las costumbres, a que es del gusto de ambos (pueblos) separarse, y que en tal caso la Municipalidad existente no es adecuada para continuar en ninguno de ellos, por haber concurrido a su nombramiento el que quedase sin ella".

Dolores Izalco
El 23 de agosto de 1854 falleció en esta población el general Isidoro Saget, militar europeo que dejó historia en los fastos de la América Central y quien hacía poco tiempo había obtenido del gobierno salvadoreño el exequatur como agente consular del gobierno de su Majestad Imperial Napoleón III. En un informe de Dolores Izalco, de 18 de agosto 1859, aparece con una población de 4,543 habitantes. "Se compone dice ese documento- de ciento doce casas de teja, entre ellas hay cuatro de consideración por su decencia y comodidad, y setecientas cincuenta y seis de paja". "Edificios públicos hay tres: el primero es el cabildo de treinta y seis varas de longitud y doce y media de latitud inclusive su corredor de cuartón volado; consta de tres piezas, la más extensa sirve a la Municipalidad y Juzgado de Paz, otra al Alcalde y demás ministros de justicia, y la última al Sr. Juez de 1a instancia; en su respaldo está el calabozo y potrero donde se depositan los criminales, faltando la muy interesante cárcel de mujeres. El segundo es la iglesia parroquial de una extensión considerable y a la vez se han repellado y blanqueado sus paredes interiores lo mismo que su frontispicio; y el tercero es la casa conventual recientemente refaccionada y blanqueada y de bastante capacidad para la habitación del cura". "Esta jurisdicción tiene cinco Valles que son: Talcomunca, La Quebrada, Piedras Pachas, El Bebedero y Paso de las Yeguas". "La (siembras) de cáfé es necesario confesar que se ha visto por estos vecinos con bastante indiferencia, pues entre muchos cultivadores apenas se encuentra el resumen siguiente: en almácigo, 200,000; plantío, 40,000; en cosecha, 6,000". "El cacao, sin embargo de no ser cultivado sino de un modo desdeñoso, ni de tener protección alguna, ni estímulo que lo impulse, lo vemos con frecuencia en nuestro mercado en ínfimas porciones". A pesar de ser Dolores Izalco una población de ladinos, había también un fuerte núcleo de indígenas. "El común dice el informe municipal citado-, en quien reside la soberanía de ellos, tiene la preocupación de observar en sus funciones el baile del "Tepunaguaste"; el instrumento es una Troza de madera fina del tamaño de una vara de largo, de un grueso torneado más que regular y su hoquedad da un ruido tierno y onduloso; el que lo toca canta una canción en jerigonza (en idioma náhuat), y al son que forma acompañado de pitos y tambores bailan en su circunferencia los principales concurrentes. Es una lástima que ni por tradición ni otra causa se encuentre la más pequeña noticia del objeto a que se dirige tan antigua como inveterada preocupación". Los fondos municipales se formaban de las recaudaciones de impuestos de teajo, de cerdos, canón de terrenos y maderas, de plaza, de billares, multas y pago a las obras de beneficencia, pero no ascendían anualmente, si no a unos 700 u 800 pesos. La escuela de varones de Dolores Izalco, no obstante haber sido fundada con muchos años de anticipación y de que sus preceptores habían permanecido largo tiempo en el ejercicio de su ministerio no había progresado notablemente. "No puede decirse otro tanto agrega el informante municipal- de la escuela de niñas. Ella se estableció a principios de Mayo de 1855, bajo la dirección de la Señorita Doña Felipa Gómez, y a esta fecha, ha demostrado satisfactoriamente el provecho de sus afanes, y lo más digno de notarse es la formación moral de siete u ocho niñas capaces de optar al destino de Preceptoras". Las principales autoridades de Dolores Izalco eran: una municipalidad compuesta de un alcalde, cuatro regidores y un síndico; y un Juez de la Instancia y un Juez de Paz, ambos con sus suplentes. Además existían los siguientes empleados: el secretario municipal, el secretario del Juzgado de la Instancia, el tesorero municipal, un juez de policía y dos preceptores, uno para la escuela de varones y otro para la de niñas. Como testimonio del pasado quedaban los "vestigios de tres iglesias en Santa Teresa, Santa Cruz y San Sebastián", de las cuales sin embargo "no hay noticia alguna de su construcción y desaparecimiento". "Al noroeste de esta villa está una montaña de bastante extensión, y sus maderas de construcción quedaron arruinadas en la erupción del volcán en Agosto de 1856".
 Asunción Izalco
En un informe municipal de Asunción Izalco, del mes de diciembre de 1859, aparece con una población de 2,863 habitantes. "Hay sesenta casas de teja dice ese documento , pequeñas la mayor parte de ellas y seiscientas veintiséis de paja, de todos tamaños y cubiertas con paredes de bajareque y varas de una planta llamada ageaó de muy poca solidez". "Sus calles de una regular anchura y sobre un terreno desigual y pedregoso, corren de Norte a Sur y de Este a Oeste bien delineadas marcando las manzanas de cien varas que comprende el vecindario". "Esta población se cree que cien o doscientos años antes de ahora (de 1659 a 1759) sería muy grande y populosa, en atención a los cimientos y otras señales de edificios que se encuentran a sus inmediaciones por el Sur, y el gran templo arruinado (por el terremoto de Santa Marta en 1773) cuyos vestigios se ven a orillas de esta plaza, todo de cal y canto y de una construcción poco común, según informes de personas fidedignas que lo conocieron; posee también una campana de enorme tamaño que fue fabricada el año de 1580 y consagrada a la Virgen de la Asunción, patrona de esta Villa, el año de 1733; el de una construcción tal que en todo este tiempo, sin embargo del uso cotidiano, no ha sufrido hasta ahora la más pequeña alteración". "En el interior de esta población y a inmediaciones de esta plaza se descubrieron el año de 1855 como a distancia de seis o siete varas de la superficie de la tierra, unos cimientos .de calicanto formando paredes y arcos que demostraban ser parte de algún edificio subterráneo", y efectivamente eran las catacumbas del soberbio y destruido templo de Asunción. "En cuanto a edificios públicos -sigue informando el documento aludido, posee su Iglesia regularmente adornada, una casa conventual donde habita el Cura Párroco, que lo es en la actualidad (diciembre de 1859) el Presbítero Don José María !caza; un extenso cabildo con su cárcel, etc. y una casa de escuela con capacidad para la enseñanza de más de sesenta niños. Esta y la casa conventual fueron construidas en su mayor parte a espensas y por el celo del Cura propio de esta Parroquia, Ilustrísimo Señor Don Tomás Miguel Pineda Saldaña, Obispo ahora de esta Diócesis; todos estos edificios se hallan al presente deteriorados como otros varios del vecindario, a consecuencia del terremoto acaecido en la noche del día ocho del corriente mes, y no se ha proyectado hasta ahora su reparación por la continuación de los movimientos de tierra, que no se han dejado de sentir hasta hoy, aunque más pequeños". "Antiguamente se hacían grandes cosechas de cacao de muy buena calidad, que se espendían en el interior y en el extranjero, y habiéndose dejado de cultivar aquella planta, se ha sustituído con la caña de azúcar, el café, el chile, la costarica y ajonjoli'.
Orígenes del Volcán de Izalco
El informe municipal de Asunción Izalco del mes de diciembre de 1859, fija en el año de 1772 el nacimiento del célebre volcán de Izalco, llamado también por los marinos que recalaban la rada de Acajutla, "Faro del Pacífico", "Faro de El Salvador" y "Faro de la América Central", a causa de sus notables y frecuentes erupciones de magma incandescente. "Al Norte y a distancia de tres leguas dice ese documento- está situado el gran volcán de fuego, llamado comúnmente" el Izalco", que se mantiene constantemente en acción y sirve de faro a los navegantes del Pacífico, que se aproximan a' las costas de Acajutla. La historia de este gran coloso, que de tiempo en tiempo amaga con sus grandes erupciones y retumbos a los Izalqueños y pueblos comarcanos, sin embargo de ser tan reciente su existencia, que según noticias no cuenta más que ochenta y siete años, sería fecunda e interesante; pero desgraciadamente nada existe en los archivos municipales concerniente a este asunto y que pudiera referirse con certeza; pero se sabe que ha ocasionado grandes conflictos a estos pueblos con las grandes erupciones que ha hechado en distintas épocas, cuyas corrientes de lava han llegado hasta un cuarto de legua de la Villa de Dolores". El profesor Jorge Lardé, el mejor biógrafo del volcán de Izalco, fija documentalmente hacia el año de 1606 el nacimiento de este coloso plutónico, aun cuando al principio fue un volcán sin cono y de insignificante importancia. Las erupciones indudables de 1722, 1745, 1753, 1762, 1765, y 1770 son anteriores a las de 1772, que menciona el tantas veces citado informe municipal, y las de 1775, 1780, 1783, 1790, 1793 y 1798 terminaron por completar su fisonomía, dotando al Izalco de un cono lávico propio y distinto del cono del Ilamatepec o volcán de Santa Ana.
Título de Ciudad
Durante la administración libérrima y progresista del capitán general Gerardo Barrios, el más grande estadista salvadoreño de todos los tiempos, se emitió el Decreto Senatorial de 7 de febrero de 1862, en virtud del cual las villas de Dolores y Asunción Izalco se elevaron conjuntamente a la categoría de ciudad, con la denominación de izaleo y cobijadas bajo un mismo gobierno municipal, como lo habían estado en el lapso de 1836 a 1853. Esta gracia se acordó a favor de Izalco, por el número de habitantes que tenían los antiguos pueblos de Dolores y Asunción como por el progreso a que habían llegado las industrias y agricultura en ambas comunidades. Hubo dificultades en la recta aplicación de este Decreto del Senado, y según parece, no obstante que el Poder Ejecutivo quedó autorizado y facultado para funsionar las dos municipalidades en una sola, no se logró darle efectividad a tal disposición. En efecto, durante la administración del licenciado Francisco Dueñas y por Decreto Legislativo de 18 de febrero de 1869 se volvió a ordenar que los vecinos de Dolores y Asunción de Izalco eligieran una sola municipalidad, como en efecto lo hicieron bajo la presión del gobierno.
 Últimos sucesos
En 1890 la ciudad de Izalco tenía una población de 8,968 habitantes. De ella dice el geógrafo don Guillermo Dawson: "Sus calles son pintorescas. Sus alrededores bellísimos, y en toda la ciudad hay cierto no, sé qué que trae a la mente del visitador recuerdos históricos que datan de muchos siglos". En enero de 1932 fue una de las poblaciones más afectadas por la insurrección campesina, movimiento erróneamente llamado "levantamiento comunista". Cerca de 8,000 indígenas y ladinos de Izalco fueron pasados por las armas o matados como perros en sus ranchos y caminos. El indio Ama, cacique del lugar, pagó en la horca sus crímenes. Esa masacre se llevó a cabo durante la incipiente administración del general Maximiliano Hernández Martínez y fue el basamento de una larga dictadura de ingratos recuerdos para el pueblo salvadoreño. Esa dictadura se inició con la sangre derramada de tantos inocentes campesinos y terminó con la sangre de los héroes del 2 de abril y mayo de 1944.
Hombres ilustres
General Francisco Malespín, quien fue Presidente del Estado en los períodos del 10 de enero al 9 de mayo de 1844 y del 16 de junio a diciembre del mismo año. Fundó la primera banda regimental, encendió el primer farol del alumbrado público en San Salvador y contribuyó notoriamente en la fundación del Colegio de la Asunción y Universidad Nacional. Murió trágicamente en San Fernando, departamento de Chalatenango, y su cabeza, como trofeo, fue expuesta al público en la garita de San Sebastián de San Salvador. Los hermanos académicos don Rubén y don Abraham Rivera, de hondo valimento en la cultura patria y de brillante actuación profesional en la ciudad de Sonsonate. Doctor Arcadio Rochac Velado, farmacéutico y escritor costumbrista y jocoso de altos vuelos. Doctor Alfonso Rochac, uno de los más brillantes economistas centroamericanos, de fama mundial.

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